domingo, 8 de marzo de 2009

Después del miedo

Necesito verte,
desesperadamente,
que echo de menos
tu cabello de fuego
y tus pechos imperfectos.

Necesito verte,
desesperadamente,
que no puedo olvidar
tu boca grande
y tu nariz rota.

Necesito verte,
desesperadamente,
que sueño que despierto
y estás dormida
a mi lado.

Necesito verte,
y desesperadamente,
me aguanto las ganas
de escribirte
y llamarte.


Sevilla, Marzo de 2009


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