lunes, 13 de octubre de 2008

La novia judía

Todas las tardes Baruch y yo nos sentamos en el jardín bajo la atenta mirada de mi ama. Él me susurra palabras de amor al oído y a veces toca mis pechos, cuando el ama se queda dormida, con el pesado libro de rezos resbalando de sus manos, bajo el suave calor del verano.

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