Para Miquel y Lluisa, de Can Planas, en Girona.
Él vivía en Más Fornet, la finca de los vecinos. De pequeños jugábamos al escondite entre los maizales, cazábamos insectos y corríamos tras nuestros perros... Hace años que marchó, con sus padres, a la ciudad. No se si algún día volverá, pero cada noche, antes de dormirme, lo recuerdo unos instantes. Y rezo, a ese Dios que no se siquiera si existe, para que donde quiera que se encuentre, sea feliz.
Él vivía en Más Fornet, la finca de los vecinos. De pequeños jugábamos al escondite entre los maizales, cazábamos insectos y corríamos tras nuestros perros... Hace años que marchó, con sus padres, a la ciudad. No se si algún día volverá, pero cada noche, antes de dormirme, lo recuerdo unos instantes. Y rezo, a ese Dios que no se siquiera si existe, para que donde quiera que se encuentre, sea feliz.
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